miércoles, 6 de marzo de 2013

El hombre del traje blanco

 

El potente sonido de un bong nos introduce a "El hombre del traje blanco" -"The man in the white suit"-, una genial película británica firmada por Alexander Mackendrick en un ya lejano 1951. El director estadounidense de origen galés, demuestra en esta película -y otras de su filmografía- que entiende perfectamente el ritmo y los esquemas de la comedia clásica británica.

Rodada con maestría en blanco y negro, utiliza como eje y trasfondo el mundo de la confección de moda en Inglaterra, para lanzar una crítica al concepto del capitalismo y al conflicto entre el avance científico que consigue un individuo -el científico protagonista, un genial Alec Guinness-, y el interés tanto de la masa -los trabajadores de las fábricas textiles- como de las clases dirigentes -los dueños de las empresas-. Esta idea convierte la cinta, aún con los años transcurridos desde su filmación, en una obra de total actualidad.

--De aquí, hasta la siguiente marca, SPOILERS--

El film nos presenta a Sydney Stratton, un químico que ha sido despedido ya siete veces de diferentes empresas textiles por el enorme gasto de sus extraños experimentos. Finalmente, entra en el laboratorio de una gran empresa del sector y, por fin, finalizar su investigación. Después de insistir reiteradas veces, consigue que el director le financie su proyecto gracias al apoyo de la hija del mismo. Unos días después, y tras varios intentos que resultan en alocadas explosiones, el protagonista consigue lo que tanto había buscado: un tejido que repele la suciedad y que es prácticamente indestructible.

A partir de aquí empieza la que podría considerarse la segunda mitad de la película, donde la trama se centra en el intento de producción y la repercusión del producto. En cuanto las empresas rivales se enteran de la existencia del tejido, deciden reunirse y convencer al gerente de la empresa de Sydney para evitar la salida al mercado del nuevo hallazgo, ya que, al ser indestructible, la producción de prendas bajaría drásticamente y desestabilizaría el mercado. Una vez se dan cuenta, los obreros se ponen en huelga con el mismo fin que sus dirigentes, ya que sus trabajos peligran; dejando así al protagonista sólo en su ilusión

En el último tramo encontramos a un Sydney enfundado en un traje blanco que brilla en la oscuridad -realizado completamente con su nuevo tejido y que sirve como excusa para realizar un perfecto y simbólico juego de luces entre la oscuridad general del fotograma y el blanco brillante de Sydney-, huyendo de los obreros y los gerentes de las empresas para poder mostrar su creación a la prensa. Al final, Sydney descubre que el tejido es inestable y, pasado un cierto tiempo, se deshace como el algodón, terminando así el dilema.

--Fin de SPOILERS--

Aparentemente sencilla en su trama, la obra nos plantea una pregunta clara: ¿Hay que sobreponer el avance científico ante todo?, o ¿debemos tener en cuenta las consecuencias sociales de ese hallazgo? Quizás lo que no termina de funcionar es el sistema económico y social que nos lleva a plantearnos estas cuestiones.

Esperamos que os haya gustado! :) Si veis la película, comentadnos qué os ha parecido 

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