jueves, 11 de octubre de 2012

Reflejo de lluvia - Segunda parte


Como os dijimos ayer, os dejamos el final de la historia :).


Reflejo de lluvia - Segunda parte


Tras atravesar la comisaría, se montaron en el coche patrulla. La lluvia había disminuido un poco, pero no lo suficiente como para que las aceras dejaran de reflejar la negrura de la noche. Después de unos quince minutos de viaje, llegaron a la dirección marcada. Nada más bajarse del coche, comenzó la sorpresa que indicaba el acierto de la detective Laurent.

- No hagáis nada extraño salvo que queráis que las prendas se conviertan en cenizas. Que entre ella sola. Sin armas- dijo una potente voz de hombre que parecía salir de un megáfono.

La voz debía provenir del tercer piso del portal que había indicado Nathalie. Los tres se colocaron cautelosamente detrás del coche, para pensar.

- Está loco si cree que vamos a hacer algo así- dijo el comisario.

- ¡Está bien! – gritó Nathalie, mientras tiraba su arma al suelo y caminaba lentamente hacia la puerta del edificio.

- ¡Laurent, qué hace!, vuelva aquí ahora mismo – dijo el comisario.

- No se preocupe. No podemos perder esos artículos una vez llegados a este punto – contestó Nathalie en una voz muy baja mientras señalaba muy levemente su espalda.

El comisario lo entendió, llevaba la pequeña pistola escondida en su espalda; así que decidió dejarla ir.

Tras pasar la puerta del portal, se encontró frente a una escalera levemente iluminada por bombillas situadas en cada piso. No sabía dónde se encontraba el malhechor, pero, dada la firmeza con la que quería que entrase la detective, creyó que encontraría algún tipo de señal. Cuando llegó al tercer piso, vislumbró una puerta entreabierta. Una voz dijo: “Por aquí”. Avanzó lentamente, empujando la puerta, con un cierto temor a lo que pudiera encontrarse dentro, con una mano disimuladamente colocada dentro de la chaqueta, por si tuviera que sacar el arma. Una vez dentro, no veía nada, sólo oscuridad.

De repente una luz se encendió en medio de la sala, dejando a la vista toda la ropa que había sido robada. Al fondo y un poco a la derecha, podían verse unas piernas que vestían unos vaqueros y terminaban en un par de zapatos marrones. Justo a su lado, caído en el suelo, el megáfono por el que debió comunicarse con la policía. Nathalie rompió el perturbador silencio.

- Quién eres y qué quieres.

- Aquí las preguntas debería hacerlas yo. Sabía que terminarías resolviendo el acertijo.

- Sinceramente, mucha parte ha sido fruto de la casualidad. De hecho, considero que tu puzle está incompleto sin el beneplácito de la misma. Sin un “ochenta”, su resolución es meramente anecdótica.

- ¿Eso crees?

- Sí. Hemos analizado todas las pruebas, todas las referencias, todos los posibles dobles sentidos. No hay nada.

-Me decepciones, Nathalie Laurent. No te has parado a pensar ni dónde vives.

De repente, una segunda epifanía, esta vez correcta, hizo desaparecer la neblina de su mente. Su dirección: Avenue de Foch 80. La había desconcertado. Era una referencia estrictamente personal… ¿Quién era aquél hombre? La tensión de la situación aumentaba. La mano introducida en su chaqueta avanzaba tímidamente hacia su arma.

-Cómo sabes mi nombre.

-¿No te paraste a pensar en por qué la policía te había llamado para que colaboraras con ellos? ¿Desde cuándo han colaborado contigo?... Sé muchas cosas sobre ti. Como la existencia de ese arma en tu chaqueta.

Se congeló por un momento. El tiempo pareció detenerse. La luz de la habitación se apagó de golpe. Nathalie se echó al suelo mientras sacaba su arma. Empezó a oír pasos que se sucedían a gran velocidad. Disparó tres veces hacia donde creía que se encontraba el ladrón. Justo después, los pasos desaparecieron. Volvió el aterrador silencio. Se levantó con cuidado y caminó lentamente hacia la posición donde estuvo el hombre, pues pensó que el interruptor de la luz debía estar cerca. Tras tantear un poco, lo encontró.  Al volver la luz pudo ver los agujeros de bala y las esquirlas de los mismos. No había nadie allí, pero la ropa seguía en perfecto estado. Miró a su alrededor y no encontró ninguna otra puerta además de la de entrada. Justo en ese momento, aparecieron el comisario Durán y el agente Charpentier junto con otros dos agentes.

-¿Qué ha pasado aquí? Oímos disparos y subimos inmediatamente – dijo Durán.

-Ha escapado. No sé por dónde, no hay más salidas que esa puerta y no lo vi salir… La luz estaba apagada… ¿No han visto a nadie bajar?

-Nadie ha pasado por las escaleras ni mucho menos salido por el portal – respondió Charpentier.

Nathalie no respondió, simplemente torció el gesto. Entonces el comisario intervino.

-Le atraparemos. Pero bueno, lo importante está aquí, con todas las prendas en perfecto estado. Vamos a dar una alegría a los del museo. Agente Charpentier, baje y avise a la central y al resto de agentes.

Nathalie estaba extasiada mirando, con una expresión triste y confusa, el montón de ropa. El comisario Duránt lo notó y no dudó en preguntar.

-¿Le pasa algo? Hemos resuelto la parte principal del caso; la ropa está aquí, en perfectas condiciones. Debería estar contenta…

-El caso no ha terminado, Duránt. Además, no me encuentro en mi mejor momento ahora mismo.

-No se preocupe. Váyase a casa, esto ya es problema nuestro… Ha hecho un buen trabajo.

Nathalie Laurent se retiró cabizbaja. Era un puzle contra ella, un uno contra uno, un reto personal a contrarreloj… Y no supo verlo. La resolución había sido propiciada por el azar, por el extraño entrelazado de los hilos del destino. Llegó a la calle, donde le ofrecieron un coche para llevarla a su casa, pero no aceptó. Llovía. Le encantaba. Pensó que quizás le estaría esperando en su casa. Se estremeció. Pensó de nuevo, no tendría lógica, podría haberle atacado hace tiempo…

… Realmente, había perdido. Ganar por casualidad en un juego como este no es ganar; entre otras cosas porque el culpable seguía libre. Llovía, como a principio de la noche. Nada había cambiado. Cuando escampe y el agua desaparezca, se llevará consigo todos los sentimientos que atormentaban a Nathalie.

Pero volvería a llover. Siempre vuelve a llover.

2 comentarios:

  1. Hola,

    Quería agradeceros tanto la primera parte,como la segunda de Reflejo de lluvia.
    ¡Me ha encantado!

    Saludos,
    http://woman-es.blogspot.com.es

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  2. Muchas gracias :)!

    Esperamos publicar alguna historia del estilo próximamente :).

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